miércoles, 23 de junio de 2010

Mis sentidos y el mar

Favor de escuchar esta entrada con la canción "Kissing - Bliss"

Después de aquella noche…Nada, nadie, tú y yo.

Había polvo de estrellas fugaces sobre sábanas de agua plateada. Olor a Caribe, olor a coco, olor a tu cabello que paseaba con la brisa. Estabas hermoso, como nunca, como siempre. Yo tenía una gardenia en la oreja derecha, tú… dos lunares en el cuello, una boca de sonrisa y algo que me hacía anhelarte.

Puse el mar a tus pies y suavemente rocé tu espalda con la yema de mis dedos. Tú sentías apenas un cosquilleo que después, a pesar del aire caliente, te provocó un escalofrío. Solté mi aliento en tu nuca, inhalé y exhalé en ti. Rocé entonces mis labios contra tu oreja, soplé también cálido y suave. Dejé mi lengua en libertad y después susurré: no quiero tocarte pero ya estás en mí.

Volteaste y tu mirada mató, tus ojos embrujaron mis sentidos. Acerqué mi boca a tu boca y me supo a jugo de uva y a locura. Con ternura tomé con mis manos tu cara y cerré mis ojos. Absorbí todo de ti hasta llegar a tu alma, te sentí explotar, te amé por estar en mí y olvidé que alguna vez me dolías. Quise entregarte lo que tanto tiempo contuve, todas aquellas veces que no pude adorarte, así como eres, tan altivo, tan bello, tan hechicero.

Hice una pausa para mirar tus pupilas soleadas que reflejaban todo lo celestial, sonreíste y me regalaste el universo. Coloqué la palma de mi mano sobre tu pecho tibio y lo sentí latir con fuerza. Mientras te besaba de nuevo, te quitaba la camisa para desnudar tus hombros, reflejabas luz, muy pronto eras hoguera y quemabas.

Me ardía el cuerpo, quería tanto introducirte en mis venas para que nunca más salieras. Me dolías al entrar, te ansiaba al salir, me extasiabas con grandeza, te derretía de tanto desear, de tanto amar, de tanto combatir a muerte con los secretos de tu piel. Yo te hilaba, yo te decoraba con las olas, Yo, desaparecía para convertirme en ti. Sudábamos el momento, desgajábamos la noche, arañábamos nuestro espacio, nos comíamos lento, con sabor a sal, con sabor a miel.

Desnudé tu nombre, descubrí mi espalda, encontré tu aurora, despejé mi noche, observé las parvadas que revoloteaban en tu vientre, absorbí tu pecho con dulzura, con desesperación, deslicé mis dedos en tu muslo que se movía rápido como nube, te di de beber, me diste sueños y una flor en el paraíso.

Eras Maja Bhuta, eras agua fresca para mi boca sedienta, eras aire para mis manos aventureras, eras éter y después fuego ardiente para mis entrañas, eras tierra para el polvo de mi carne. Y con los 4 elementos te convertiste en el cielo de mi alma y mi cuerpo desnudos. Colores, manantiales, estrellas, telas, lunas, dunas, tus piernas, mis uñas, tu espalda, espacios, tu sexo, arena, mi lengua, libertad, tus dedos, canciones, estruendos, el mar. Bailamos suave, suave, al ritmo de las olas, amanecimos con el alba. El amor nos hizo.

Aquel lugar era el de cabañas, el de olor a copal, el de cuerpos entrelazados, el de tu eterna mirada, ¿lo recuerdas?


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