miércoles, 9 de junio de 2010

En sus marcas ¿listos?


Cuando decides emprender una carrera noble es posible que recibas quejas o burlas de una gran parte del público. A las personas les parece mejor que sigas en las gradas aplaudiendo, prefieren tu estado comprensible de inercia, les parece más cómodo que ni siquiera pases de la línea de salida. Todos te prefieren como tú eras, prefieren que no maquilles tu cara diferente porque entonces es como volver a conocerte, y al parecer… para eso sobra la apatía.

Muy pocos entenderán que tu catarsis indudablemente te llevará a descubrir la parte más noble de tu alma e incluso, te ayudará a recuperarla. Y sí, cuando recuperas tu alma, encuentras la verdadera felicidad y paz, esa de la que muy pocos conocen sus delicias.

Sé valiente, pero no luches para ser lo que no eres. Descubre cuál es tu Leyenda Personal de la que tanto habla El alquimista, y si necesitas correr una carrera dirige tus ojos siempre a la meta, no la pierdas de vista. Así, todas las tormentas en altamar no te ahogarán porque sabrás perfectamente a dónde vas, llevarás brújula.

No hablo de lo que es bueno y malo, ese es otro tema; nuestra conciencia es una de nuestras bendiciones o maldiciones. Hablo de la belleza relativa, de los buenos modales. Los parámetros sociales sólo son parte de nuestra educación y cultura. ¿Quién es el loco realmente? ¿El que cree en algo sólo porque las masas lo afirman?¿O el que no encaja con la opinión de la mayoría?

Observa con detenimiento, fuimos hechos perfectos en principio, no hay errores, cada quien es lo que es, y tú también, así nos crearon y así nos ama el Cielo.

Observa a los animales, no he visto ninguno que esté confundido por lo que es, ni se pregunta cómo debe comportarse para ser aceptado. No les importa lo que pienses sobre ellos, son lo que son. No necesitan máscaras ni teatro. ¿Les preocupa algo? No, ¿tienen prejuicios? No ¿Tienen miedo de algo? No. Sólo son muy felices viviendo en libertad.

Pongamos nuestros corazones en el blanco, seamos lo suficientemente humildes para aceptar nuestros errores, pero sobre todo, seamos valientes para ser nosotros mismos. Corramos, aunque... corramos solos.


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