viernes, 26 de junio de 2009

El placer de beber agua y de vivir




-¡Buenos días! -dijo el principito.

-¡Buenos días! -respondió el comerciante.

Era un comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por semana y ya no se sienten ganas de beber.

-¿Por qué vendes eso? -preguntó el principito.

-Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

-¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?

-Lo que cada uno quiere... "

"Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos -pensó el principito- caminaría suavemente hacia una fuente..."

Se dice en Mal de Amores...

Este me parece un texto hermoso y quiero dedicarlo a una persona que se va y que ha ocupado ya demasiado en mi corazón...


Con la tinta de Angeles Mastreta...

Niña que duermes bajo la mirada de Dios, te deseo que no lo pierdas jamás, que vayas por la vida con la paciencia como tu mejor aliada, que conozcas el placer de la generosidad y la paz de los que no esperan nada, que entiendas tus pesares y sepas acompañar los ajenos. Te deseo una mirada limpia, una boca prudente, una nariz comprensiva, unos oídos incapaces de recordar la intriga, unas lágrimas precisas y atemperadas.

Te deseo la fe en una vida eterna, y el sosiego que tal fe concede.Niña, yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el futuro como la promesa, donde cabe todo lo que aún no te sucede.


miércoles, 10 de junio de 2009

Deberíamos ser como Momo

a Annie "la chancludita" por recomedarme este libro


“Pero el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuanto más ahorraba tiempo la gente, menos tenían de esto”
Michael Ende

No entiendo por qué no hay ningún análisis sobre el libro de “Momo”. Quería leer lo que la gente opina sobre el libro...ah, pero tal vez muchos ya son personas tan grises que tienen tantas responsabilidades como para leer “un cuento de hadas”.

¿Por qué no somos como Beppo Barrendero? Tan orgulloso de su trabajo que se apellidaba como su misma profesión. Él era barrendero y siempre tenía un método que corroboraba el amor a sus tareas diarias “a cada paso una inspiración y a cada inspiración una barrida”. Sólo pensaba en el paso siguiente acompañado por una inspiración que tal vez encontraba al sentirse vivo y cuando menos se daba cuenta ya había terminado de barrer toda la calle sin agotarse.

O tal vez como Gigi. Él contaba historias mágicas y no le importaba que no estuvieran escritas en algún manuscrito avalado por la historia o la ciencia. “¿Quién os dice a vosotros que las historias que ponen en los libros sabios no sean inventadas, sólo que nadie se acuerda ya?” Sus barcos piratas, sus castillos, héroes, monstruos marinos, eran mucho más importantes que vender su vida y su alma por un poco de “bienestar”.

Finalmente Momo, era una pequeña niña de rulos despeinados y harapos que vivía en un anfiteatro. Ella siempre sabía escuchar, esperar y entender cada palabra que salía de su boca. Todos la amaban porque simplemente “estaba” para todos. A veces no decía nada y cuando decía, cuidaba no decir nunca nada que no fuera verdad, pues en su opinión todas las desgracias del mundo nacían de las mentiras y de los comentarios imprecisos e impulsivos.

Me gusta pensar que los niños siguen haciendo que la tierra respire en sueños y que hay una que otra tortuga que los acompaña para enseñarles el camino donde el tiempo no existe. Sé que atino al pensar que hay una Momo en cada rincón del planeta, algún niño feliz que es tan imprescindible y su risa es tan contagiosa, que todo mundo teme que algún día crezca y le importe demasiado las horas.

Porque sí, los niños aún saben escuchar y no sólo las voces de nosotros los adultos, sino de los perros y gatos, grillos y ranas, incluso a la lluvia y al viento en los árboles; y mejor aún, los niños creen que todo en la naturaleza habla una misma lengua. Es más, son tan sensibles a la magia –que nosotros ya no percibimos- que escuchan la melodía de las noches estrelladas, una canción callada pero tan profunda que estremece el alma.

“Pero, por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir”.