lunes, 15 de marzo de 2010

Tu espejo

A ti, en mis ojos

Hay insectos raros (así considerados por ellos mismos), como tú, o como ella, o como él, que son relativamente bizarros y pierden la facilidad de verse en los ojos de alguien más. Se pierden en un sueño extraño y cuando voltean a ver un espejo, no ven más que su propio reflejo, plano, sin chiste, tan surrealista como las pinturas de figuras geométricas sin alma y sin olor. Todo les deja de interesar porque no pueden leer nada, porque no creen en el amor ni en nada que pueda despertar sus sentidos.

Y entonces ellos, catarinas, mariposas, orugas, arañas, hormigas, abejas, cuando encuentran un rostro que los mira con detenimiento, que los observa de verdad, desde el fondo del corazón, se sorprenden y se alegran, perciben algo muy parecido a la esperanza, a una respuesta; y se provoca una metamorfosis real, se convierten en príncipes, ángeles, hadas o mejor aún… en seres humanos que creen.

Deberíamos aspirar a ser espejos los unos para los otros, y darnos respuestas con reverencia y complementarnos sutilmente, mágicamente, plenamente.

Yo quiero ser un espejo, quiero entender y quiero amar.

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