jueves, 21 de abril de 2016

Comprendí pues, las dos formas de "amar"


En la primera... cuando la materia prima, y el regalo otorgado, está hecho desde nuestra personalidad, desde nuestro ser en vías de transformación y despertar conciente, o peligrosamente desde nuestro ensueño. El problema es... que este tipo de amor lleva un poco de todo: nuestras percepciones, nuestras preferencias, nuestro inconciente a veces tramposo, nuestro ego. Principalmente: nuestros deseos. Damos conforme a lo que podemos con nuestros 5 sentidos, y no está completo. Al final, hacemos sufrir al otro, y sufrimos nosotros.
En la segunda forma de amar: la fuente, es la Fuente del Eterno. No nos sentimos identificados ni con nuestro supuesto "yo" ni con lo que observamos aparentemente en el otro, no esperamos nada, nada... Nada. Sólo somos un medio, un instrumento, una bombilla que pasa corriente, una antorcha que pasa el Fuego. Y ahí... la alquimia sí es perfecta, porque el Amor de Dios es perfecto. No nos involucramos, ni siquiera analizamos, sólo... recibimos de lo Alto y lo entregamos a nuestro hermano... que está en lo bajo, quizá un poco más bajo que nosotros o quizá un poco más arriba -no nos corresponde juzgar ésto-, pero al final... nos eleva siempre a ambos, nos acerca más al Padre.
Entendí entonces, por qué en el verdadero Amor, no hay temor, porque el que teme no ha sido perfeccionado en el Amor.
Esta Verdad... me ha sanado. Deseo lo mismo en ti, si lo estás leyendo. Y si no lo lees, algún día también comprenderás.
Paz, MB.


No hay comentarios:

Publicar un comentario