miércoles, 10 de junio de 2009

Deberíamos ser como Momo

a Annie "la chancludita" por recomedarme este libro


“Pero el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuanto más ahorraba tiempo la gente, menos tenían de esto”
Michael Ende

No entiendo por qué no hay ningún análisis sobre el libro de “Momo”. Quería leer lo que la gente opina sobre el libro...ah, pero tal vez muchos ya son personas tan grises que tienen tantas responsabilidades como para leer “un cuento de hadas”.

¿Por qué no somos como Beppo Barrendero? Tan orgulloso de su trabajo que se apellidaba como su misma profesión. Él era barrendero y siempre tenía un método que corroboraba el amor a sus tareas diarias “a cada paso una inspiración y a cada inspiración una barrida”. Sólo pensaba en el paso siguiente acompañado por una inspiración que tal vez encontraba al sentirse vivo y cuando menos se daba cuenta ya había terminado de barrer toda la calle sin agotarse.

O tal vez como Gigi. Él contaba historias mágicas y no le importaba que no estuvieran escritas en algún manuscrito avalado por la historia o la ciencia. “¿Quién os dice a vosotros que las historias que ponen en los libros sabios no sean inventadas, sólo que nadie se acuerda ya?” Sus barcos piratas, sus castillos, héroes, monstruos marinos, eran mucho más importantes que vender su vida y su alma por un poco de “bienestar”.

Finalmente Momo, era una pequeña niña de rulos despeinados y harapos que vivía en un anfiteatro. Ella siempre sabía escuchar, esperar y entender cada palabra que salía de su boca. Todos la amaban porque simplemente “estaba” para todos. A veces no decía nada y cuando decía, cuidaba no decir nunca nada que no fuera verdad, pues en su opinión todas las desgracias del mundo nacían de las mentiras y de los comentarios imprecisos e impulsivos.

Me gusta pensar que los niños siguen haciendo que la tierra respire en sueños y que hay una que otra tortuga que los acompaña para enseñarles el camino donde el tiempo no existe. Sé que atino al pensar que hay una Momo en cada rincón del planeta, algún niño feliz que es tan imprescindible y su risa es tan contagiosa, que todo mundo teme que algún día crezca y le importe demasiado las horas.

Porque sí, los niños aún saben escuchar y no sólo las voces de nosotros los adultos, sino de los perros y gatos, grillos y ranas, incluso a la lluvia y al viento en los árboles; y mejor aún, los niños creen que todo en la naturaleza habla una misma lengua. Es más, son tan sensibles a la magia –que nosotros ya no percibimos- que escuchan la melodía de las noches estrelladas, una canción callada pero tan profunda que estremece el alma.

“Pero, por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir”.


1 comentario:

  1. he de confesar que el habito de la lectura de los libros de papel no es de mis constumbres mas afables, pero momo ha sido uno de los libros mas maravillosos que he leido.
    La historia te sumerge en lo que muchas veces perdemos el amor de la vida, y lo que nuestra sociedad cada vez mas tiene que es, perder cada momento por cosas sin importancia

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