Porque alguna vez hubo algo que quemaba pero
ahora comenzó a nevar y hay frío. Traté de pedirle al día que me regresara un
rayo, pero sólo encontré dolor que lentamente se cubrirá de blanco y una maleta
que quizá regale a una niña que me encuentre en el camino (son sólo algunas
sonrisas y besos escondidos, historias empapadas que no vuelven pero que
dejaron un poco de estelas en lo eterno).
Entonces iré a las montañas, a ver si ellas
pueden hablarme de esperanza y de lo que saben. De todo lo que yo no sé. Quizá
me cuenten de algún vagabundo que sueña con ser águila o de un tren que llega
hasta el fondo del mar, o de ti. Y si me
cuentan de ti, ellas no sabrán si es mi lágrima o es una gota de lluvia. Y
tendré que caminar de nuevo hasta sangrarme los pies, a un país donde no te
haya fumado.
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